Rituales mágicos para la noche de Halloween: amor, dinero y más
La noche del 31 de octubre es una de las más importantes en
el calendario esotérico. Si confías en la magia que puede ejercer, aquí te
mostramos algunos rituales para realizar con el fin de lograr tus objetivos.
Para el amor
En una habitación tranquila, poner una copa con agua, tener
un plato con un par de ramas de canela y encender una vela roja mientras se
invoca el espíritu de Afrodita, la diosa del amor. Luego, escribes en una hoja
blanca tu nombre y seis aspectos de tu actual relación de pareja (o de las
anteriores) que quieras cambiar y no volver a repetir. Cuando termines, lo lees
en voz alta tres veces e imaginas cómo esas situaciones se van alejando de tu
vida. Al terminar, quemas el papel en el plato junto con la canela. Después,
echas el agua a la tierra y, finalmente, en el jardín, soplas las cenizas lejos
de ti, mientras afirmas interiormente que desde ahora atraerás un amor sano,
puro y feliz.
Para potenciar la vida sexual
La noche del 31 de octubre, preparar un baño caliente con
sal (100 gramos de sal por cada 10 litros de agua, aproximadamente) y aceites
esenciales, por ejemplo, de jazmín, violetas, rosas, patchuli y sándalo.
Ingresar al agua, cerrar los ojos y sentir la zona genital con fuerza,
acariciando el cuerpo y repitiendo:
"Mi cuerpo está abierto y preparado para el placer. Amo, me amo y
soy amado(a)".
Para la abundancia
Para invocar la abundancia y la prosperidad económica, en
esta mágica noche se puede recurrir a la naturaleza. En un recipiente de greda
se reúnen siete granos de arroz, un puñado de brotes de alfalfa y uno de avena.
Se mezcla todo y se agrega un trozo pequeño de carbón vegetal que se enciende.
Mientras se quema hay que recorrer las esquinas de la casa en silencio pidiendo
mentalmente que la abundancia colme tu hogar. Las cenizas se botan en el jardín
o en un macetero.
Para dejar atrás lo negativo
Este es uno de los rituales más típicos de la noche de
Halloween y su fin es desprendemos de lo negativo, pidiendo que lo positivo
llegue a nuestras vidas. Hay que escribir en un papel todo lo negativo que se
quiere expulsar: enfermedades, tristezas, etc. En otro papel, se anota lo
positivo que se desea: salud, amor, felicidad, pasión, hijos, etc. El primer
papel se quema mientras se visualiza que todo lo malo desaparece. Luego, se
quema el segundo, visualizando cómo todo lo bueno llega a nuestra vida.
Para cumplir deseos
Este ritual se realiza al atardecer del 31 de octubre o ya
cuando la noche ha caído. En una mesa y situadas en candelabros o platos,
colocar siete velas frente a uno (roja, amarilla, verde, azul, naranja, violeta
o morada y blanca). A la derecha de uno, situar un incienso y a la izquierda,
un vaso con agua. Frente a uno y delante de las velas, poner un cuenco con
tierra o sal. Tener una cinta verde en el regazo. Encender las velas y el
incienso con fósforos (jamás con encendedor). Cerrar los ojos, tomar la cinta
verde y alzarla con las manos, diciendo en voz alta: "Ésta es mi cinta de
deseos ritual y mágica. Que el Gran Dios me socorra en mis
transformaciones". Luego, concentrarse con fuerza en el primer deseo:
tratar de visualizarlo. Después, tomar la cinta y hacer un nudo simple. Al
cerrarlo, decir: "Que así sea". Más tarde, repetir el procedimiento
con los otros deseos. Una vez cerrado el último nudo, abrir los ojos y decir:
"Gracias, Gran Padre, gracias Gran Madre, que has dado la orden de que
esto así sea". Dejar que las velas y el incienso se consuman por completo
y retirarse de la habitación en silencio y respetuosamente. Conservar la cinta
anudada, llevándola consigo o guardándola junto con la ropa en un cajón o clóset.
Para la buena suerte
Debe realizarse a primera hora de la madrugada del día de
todos los santos. Es decir, a la 1:00 del 1 de noviembre (noche del 31 de
octubre). En primer lugar, encender una vela blanca y la ubicarla en un lugar
tranquilo, que reciba directamente la luz de la luna. Recitar tres veces:
"En esta noche tan especial, me encomiendo a los espíritus para que ellos
guarden mi camino y me proporcionen un dulce y fructífero futuro". Dejar
que la vela se consuma. A la mañana siguiente, introducir la vela ya consumida
en una caja de madera y atarla con un lazo celeste. Finalmente, enterrar la
caja en el jardín o en un parque cercano.
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